A priori el pequeño
hotel Alicja de la ciudad polaca de
Lodz parece un lugar de reposo sencillo, tranquilo y acogedor donde hacer un alto en el camino o ser utilizado como base si se prepara una ruta por la zona. Las fotografías muestran ese encanto que tienen los hoteles familiares sin grandes aspiraciones pero que cuidan de los pequeños detalles.
Pero... ¿Que pasa si levantamos un poco la cámara?
Pues que nos encontramos con su vecino.
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